alfajor en falta: un blog pensado para hacer de la distancia algo virtual.

27 de febrero de 2009

Hola, qué tal por allá?

Por acá? Pfff... de maravilla. Por los putos trámites de residencia, permisos, visados... en cualquier momento me ven por BAires de nuevo. Y no es joda. :(

22 de febrero de 2009

Muchos domingos pienso en cosas que escribir, a veces surgen unas que extraño (bien) y hoy me topé con algo...

"...por un padre que nunca me reprimió ni me hirió fueron convirtiéndose lamentablemente en resignación y aceptación del inevitable parecido que había entre nosotros. Ahora, cuando refunfuño de algún imbécil, o protesto ante el camarero de un restaurante, o juego con mi labio superior, o arrincono determinados libros sin haberlos terminado, o beso a mi hija, o saco dinero del bolsillo, o saludo a alguien con actitud bromista y feliz, me descubro imitándole. No es que mis manos, mis brazos, mis muñecas o el lunar de mi espalda se parezcan a los suyos. Es algo que me asusta, (...) y me recuerda mis deseos infantiles de parecerme a él (...)"

-OHRAN PAMUK, "Otros colores", editorial Literatura Mondadori (2008), Barcelona, pág. 21.

A mi no me asusta, me enternece y estremece a la vez.

16 de febrero de 2009

Re: Caparros dixit

Me parece que la tendencia (universal) es mirar las pobrezas agenas y apenarse de ellas, para sentirse mejor con lo que uno tiene, o quiza, para no prestar atencion a las penurias propias.

Entonces los argentinos miraremos a los chicos africanos y diremos: "pobrecitos, voy a donar", Y sentados en el jardin de nuestra casa de barrio privado (no vaya a ser que algun chico que no es de nuestra clase o color pueda acercarse a la casa a querer jugar con nuestro hijo) enviaremos un cheque a alguna fundacion. Olvidandonos de nuestros chicos pobres, los mismos que viven en los barrios pobres justo afuera de nuestro barrio privado (esos que no queremos que jueguen con nuestro hijo), o los que viven en el norte del pais en condiciones sub-humanas.

Los españoles diran: "pobres los argentinos", olvidandose de que los salarios en España son de los mas bajos en la Union Europea. Los norteamericanos diran: "pobrecitos todos los que no son norteamericanos que no tienen nada, porque EEUU es el mejor pais del mundo", olvidandose de la gente en New Orleans que, mas de 5 años despues de Katrina siguen viviendo en trailers llenos de residuos quimicos (por supuesto proporcionados por el gobierno). Olvidandose tambien de los voluntarios que fueron a ayudar a desenterrar cuerpos cuando la caida del World Trade Center que, 8 años despues siguen sufriendo serios problemas respiratorios y no tienen asistencia del gobierno porque fueron voluntarios. Aun cuando el gobierno pidio la ayuda de voluntarios y cuando los voluntarios (y no voluntarios) quisieron usar barbijos o mascaras de oxigeno no los dejaron, asegurandoles que era totalmente seguro respirar el aire (en realidad lleno de asbestos y residuos quimicos) y les dijeron que no los usen porque no querian sembrar el panico. Mucho mas importante, olvidandose de quienes realmente estuvieron involucrados en el supuesto "ataque terrorista". Terrorismo fue, el tema es quienes fueron los terroristas. Olvidandose que el desempleo en EEUU ya alcanza las dos cifras (contando a la gente que ya no cobra seguro de desempleo, no porque consiguio trabajo, sino porque agoto el limite de dinero que podian recibir pero sigue sin trabajo).

Me parece que en lugar de mirar las penas ajenas deberiamos confrontar las propias y en lugar de hacer una donacion monetaria (la cual, todo el mundo sabe, no cambia nada) deberiamos pensar en que podemos hacer para conseguir un cambio de fondo. Las clases medias (en extincion) y bajas deberian unirse y luchar contra las clases altas, las elites politicas, cuya codicia y hambre de poder son los verdaderos culpables de los males antes mencionados. Poderosos, dueños de las telecomunicaciones, que llenan las noticias con boludeces hollywoodenses para que las barbaridades que hacen (ellos y sus amigos en el poder) pasen desapercibidas. Pero quien tiene tiempo de pensar en la sesion a puertas cerradas que el congreso estadounidense tuvo a principios del 2008 en la cual (segun informacion filtrada posteriormente) se discutieron la inminente caida del dolar y la posibilidad de implementacion de "Martial Law" (Ley marcial: supresion de los derechos y garantias individuales de los ciudadanos, gobierno militarizado, etc) Quien tiene tiempo de pensar en las empresas de telecomunicaciones entregando records de nuestras llamadas telefonicas e emails al gobierno. Invasion a la privacidad, totalmente anticonstitucional. Anticonstitucional dije? Que es eso? Que es la Constitucion? Quien tiene tiempo de recordar la respuesta a esa pregunta cuando Angelina Jolie esta embarazada por decima quinta vez? Sera nena? Sera varon? A que pais del tercer mundo ira a parir esta vez? Esas son las preguntas que nos hacemos. Y despues vamos y votamos a los mismos crapulas que perpetuan la extrema diferencia de clases y el genocidio de la clase media. Que fiasco.

Asi que les digo a aquellos que van a estereotipar o a fijarse en las penurias agenas: "miren para adentro y traten de poner su grano de arena para solucionar las propias, las de nuestros propios paises. Tiren la television por la ventana. No crean nada de lo que ven en CNN o Fox o en cualquier otro medio masivo, soporten la prensa independiente (si es que todavia queda alguna). Lo mas importante de todo, dejemos de culpar a los demas por nuestros problemas."

En particular a los paises con mayor afluencia de inmigracion les digo: "dejemos de culpar a los inmigrantes por nuestras penurias. No nos olvidemos que, por lo menos en el caso de los argentinos, los que emigran a España son los nietos, biznietos y tataranietos de aquellos mismos españoles que huyendo, algunos de la miseria de posguerra otros de los horrores de Franco, llegaron al Rio de la Plata en busca de oportunidades, en busca de una mejor vida para sus hijos, nietos y biznietos. Esos mismos que ahora vuelven a la madre patria en busca de las mismas oportunidades que buscaban sus antepasados. Bah, que al final somos todos primos. Todo en familia, y como buena familia disfuncional nos echamos la culpa mutuamente".

Ni para que mencionar a los colonizadores españoles, entre otros, que cambiando espejitos por oro devastaron la riqueza natural de sudamerica. O como creen que esa realeza, que todavia siguen teniendo, ensancho sus arcas a partir de fines del siglo XV? Y ahi esta la realeza, todavia disfrutando de los dividendos, pero a esos no se les echa la culpa, ah no, a esos se les besa la mano.

Miremos para adentro, asumamos responsabilidades, dejemos la boludez de lado, activemos la neurona y acusemos a los verdaderos culpables: los malos gobiernos y las elites politicas y sociales que abusan sin ton ni son de los trabajadores de las otras clases.

Joder, que la tia argentina se puso seria.

Besos para tutti.

(perdon por la falta de acentos, tengo un teclado yanqui)

13 de febrero de 2009

Caparros dixit

En Crítica lo pueden ver en la versión digital; igualito que acá, pero con comentarios de lectores que, obviamente, se putean entre sí. Es un texto que refiere a nuestra pobreza, sí la de Argentina, a su deriva, etc. Pero lo hace a partir del trato que recibimos en España. Me pareció, entonces, que venía al caso compartirlo. Un hallazgo las citas de Sarmiento (claro en mi mar de ignorancia habrá muchos tesoros hallables con sólo ponerse a leer). A propósito, en qué texto las encontraré? Alguien sabe?

Bueno, ahí va:

Soy español. Tengo documento español, mi padre fue español, viví en España muchos años, publico mis libros en editoriales españolas. Soy español y soy más argentino –para los españoles soy claramente un argentino–, y nunca entendí bien la relación entre nosotros y el día en que por fin me pareció que entendía algo estaba muy cansado. Corría el año inverosímil 2002, yo había llegado a Madrid dos o tres horas antes y mi primera reacción cuando vi aquel cartel fue una que me conozco bien: ufa, otra vez sopa. El cartel estaba pegado en la vidriera de una farmacia de la Puerta del Sol: en el cartel se veía la foto de un chico famélico oscurito con la barriga hinchada y yo pensé claro, el clásico mangazo para Haití, Burundi o Bangla Desh. Es lo que siempre hacen en estos países ricos: lavarse la conciencia tirando alguna miga a lo peor del Tercer Mundo. Yo ya sabía y no necesitaba saber más, hasta que –casi sin darme cuenta– lo leí: “Millones de niños argentinos sufren hambre”, decía el cartel. “Ayúdenos.” Fue un golpe: una confirmación. Esas cosas que uno sabe sin querer saberlas. Los españoles habían encontrado, por fin, después de tanto tiempo, el cajón donde ponernos.

Fuimos difíciles. Durante casi dos siglos fuimos tan difíciles. Después de la famosa independencia a nadie se le ocurrió deshacerse de los españoles con tanta furia hispánica como a nosotros, hijos réprobos. Mientras mexicanos, peruanos, colombianos se peleaban por ver quién hablaba mejor el castellano y corría con más valor los toros bravos, Sarmiento construía una idea de la Argentina basada en que había que rechazar a esos “bárbaros” culpables de todos nuestros males. “He venido a España con el santo propósito de levantarle el proceso verbal, para fundar una acusación, que, como fiscal reconocido ya, tengo de hacerla ante el tribunal de la opinión en América”, escribió don Domingo cuando llegó en su Viaje, 1846. Y, después: “Allá no leemos libros españoles: como ustedes no tienen autores, ni escritores, ni sabios, ni economistas, ni políticos, ni historiadores, ni cosa que lo valga. (…) En la imaginación española no entra el progreso rápido, súbito, que transforma en los Estados Unidos un bosque en una capital. Lo que antes fue, será siempre: el rey y la república, la libertad y el despotismo, todos pueden pasar sobre los pueblos españoles, sin cambiarles la fisonomía árabe, berberisca, estereotipada indeleblemente”.

Aceptamos el mandato sarmientino: lo hispano era lo arcaico, la Inquisición, la violencia caudilla, y dejarlo atrás nos permitiría ser un país próspero y moderno. Para el primer centenario, el país rebosaba de dineros ingleses, tilinguerías francesas, tanos chantas y gallegos brutos. La Infanta que llegó a visitarnos decepcionó, como es fama, a la buena sociedad porteña, socarrona de escucharla hablar “con el mismo acento que un portero”. Pero vinieron, aún, tiempos peores; a mediados del siglo pasado España se convirtió, Franco y su dios mediante, en ese lugar oscurantista y desolado donde Juan Perón tenía que mandar a su señora con carradas de trigo para paliar el hambre, donde coger no era pecado sino milagro, donde se prohibían los libros que nosotros sí podíamos leer, donde profesionales e intelectuales como mi abuelo Antonio tenían que escaparse. Y así fue, todavía en ese espíritu, atemperado por un poco de Saura y de Serrat y Goytisolo y Paco Ibáñez, que muchos llegamos a Madrid y Barcelona cuando nos corrió la dictadura. Fuimos, otra vez, difíciles.

–Cuando yo tenía veinte años erais terribles. Insoportables.

Me dijo muchos años después un madrileño de cuarenta y tantos, productor de tevé, hablando de esos tiempos:

–Te metías en cualquier discoteca y siempre había un argentino acodado en la barra con la cabeza gacha, cara de tango medio rubia que ponía voz profunda y le contaba a la mejor chica que había tenido que dejar su país por la represión y que estaba solo y extrañaba tanto… Y así se las llevaban todas. ¿Yo qué les iba a contar? ¿Que mi madre no me dejaba llegar tarde a casa?

Es un ejemplo y era, entonces, la envidia. Llegamos asustados, reactivos, y nos dedicamos a mostrarles lo vivísimos que éramos. En esos días los españoles no sabían qué hacer con nosotros: nos querían un poco, nos envidiaban algo, nos odiaron. Empezaban a ser ricos, se las pelaban por volverse uropeos y modernos, y les pateaba el hígado esa manga de psicólogos periodistas publicistas y otros farabutes entrenados que llegaban a decirles que les faltaba mucho –pero les pedían, al mismo tiempo, comprensión y ayuda. Fue tormentoso: de esos años quedó la palabra “sudacas”. Después, con el tiempo, llegaron otros argentinos, sin conflictos de libertad sino de plata. España ya había terminado de volverse rica y supercool y se llenó de todo tipo de inmigrantes y la inmigración se convirtió en una de las preocupaciones principales de la gente de bien.

–Pero no es con vosotros, no me malinterpretes. No, con los argentinos no va la cosa.

Me tranquilizó otro amigo madrileño hace muy poco:

–El problema son los africanos. Vosotros sois como nosotros, podéis adaptaros perfectamente a nuestras costumbres. Yo respeto a los musulmanes, claro que los respeto, pero lo cierto es que aquí no pintan nada, no hay modo de integrarlos, no quieren.

Fuimos, entre tanto migrante, un mal menor –que ahora, con la crisis, puede agrandarse mucho. Pero, sobre todo, el cambio en las relaciones llegó porque pasó lo que pasó: se nos notó cada vez más el fracaso espantoso.

–Lo que yo nunca he entendido es cómo a un sitio con tantas riquezas le puede ir tan mal.

Te dicen en España todos todo el tiempo, y decidieron que ya no tenían que darnos un trato demasiado especial: que podían sacudirse los complejos, que éramos, al fin y al cabo, los ciudadanos de un país pobre que a veces pedían socorro para no pasar hambre y habían entregado la mitad de sus bienes a empresas españolas porque nunca aprendieron a arreglárselas solos.

Lo cual se hace más que evidente cuando nuestra presidenta va a en visita de Estado y se viste de estado para comer con sus reyes y jefes y nadie cuenta que se hayan discutido las exportaciones de dulce de batata ni los derechos de los productores de soja argentinos en Segovia ni los accionistas chaqueños del Banco de Bilbao. Los gobiernos argentinos hablan con los españoles para rendir cuentas sobre nuestros aviones, teléfonos, petróleos, gases, bancos, autopistas que están acá pero son de allá: los mecanismos que hacen que España tenga poder y dinero en la Argentina y que, sobre todo, haya encontrado la forma de tratarnos: como al hijo fracasado del marido, con el amor de la madrastra que temió la competencia y descubrió por fin que no la había, que alcanza con tolerarle algunos desarreglos. Ahora saben qué hacer con nosotros, no nos envidian, no nos odian: somos pobres, perdimos, jugamos en tercera. La compasión –la forma civilizada del desprecio– es garantía de amores muy feraces, facilitos. Ya la hemos conseguido: no era fácil. Y ellos, encima, la gozan, la bordan, la hacen plata

10 de febrero de 2009

Gris

Hoy en Buenos Aires es un día gris. De esos que hacen pensar que el gris llegó para quedarse. Además, llueve. Y Bastante. Obviamente el clima invita a meterse en la cama y poner alguna película vieja, comer algún chocolate, definitivamente trabajar aparece como una tarea forzada en un clima así. Si el cielo descarga y se desinfla, ¿por qué uno debe permanecer concentrado y productivo, en lugar de desinflarse también y dejarse llevar por el sueño?
Sin respuesta para mi pregunta, la lluvia —en rigor, el olor a lluvia y el aire viciado, pesado, denso, que anuncian su llegada— me tomó por sorpresa saliendo de una delegación de la AFIP (esto es, la agencia de recaudación fiscal de la Argentina), cerca de Plaza Constitución (que es uno de los más importantes nudos de comunicaciones de la Ciudad y, también, uno de los barrios más sórdidos). Gris con gris, con más gris.
Sí, los avatares de la profesión me llevaron a presenciar la desintervención de documentación previamente secuestrada en un allanamiento (se llama desintervención a la apertura de cajas llenas de papelitos). Las hojas de cada carpeta o bloque, son numeradas correlativamente (foliadas) con un sello de la repartición; luego cada una de las miles de hojas es firmada por un funcionario, uno de los testigos presentes (incrédulos, claro) y el abogado que, en general, detecta algunas omisiones que son llenadas con sendos bises.
Hoy se terminó (suspendió, en rigor) medianamente temprano, habrá que volver, parece. Y en plena vuelta la lluvia se desató. Así que aquí estoy, en mi escritorio, viendo la 9 de julio mojada y los autos con luces encendidas en pleno día, que parece tarde-noche. Los pies algo húmedos y la sensación de hormigueo en la garganta, se alivianan con un mate amargo y caliente. Pero todavía hay que escribir y preparar la audiencia de mañana; no el post de hoy. Para colmo, está la certeza de que al volver a casa no habrá teléfono de línea (por la lluvia, claro, ya es un clásico), ni un humano al que explicarle que cada vez que llueve… En fin, disfruten del color que les toque por allá. A mi, pese a todo, este gris que exacerba los olores de fritanga de los bares de Constitución, que inunda los bajo baldosas, que retrotrae a Juan B. Justo a tiempos en que era el arroyo Maldonado, me gusta bastante (aunque me quite el telefóno).

9 de febrero de 2009

Basta de alfajores!!!!!!

Hola!
Es un poco raro esto de escribir en un blog.... tampoco me gusta eso de que cualquiera pueda leer lo que uno escribe.
En fin, no se me ocurre que comentar pero el otro dia nos paso algo gracioso. Mi mama me mando unos documentos por fedex y como no estaba en casa cuando vinieron a entregarlos fui a la salida del trabajo a buscarlos en persona. Mientras esperaba a que la Sra empleada encuentre mi sobre una chica de unos 30 anos (noten por favor el uso de la palabra "chica") se pone a llenar un formulario para realizar un envio. Luego de unos minutos levanta la mirada y se dirige a la empleada que estaba buscando mi sobre y le pregunta: "Cuenta Canada como un pais extranjero?"
Con Ale nos miramos pensando que no habiamos entendido lo que habiamos escuchado.
Saludos!
Bibi

8 de febrero de 2009

Primer Reporte desde Bs.As.

(que es mejor, claro, que llamarlo ¨Comunicado No. 1¨)

Ante la ausencia de inspiración para escribir algo ocurrente, un post digno, sólo me queda hacer mi debut blogero con el siguiente desafío: a ver quién se anima con la preparación casera tomada de la web ...

Ingredientes:
½ kg. de harina preparada o leudante
4 cucharadas de azúcar en polvo o finita
¼ kg. de manteca o margarina
4 cucharadas de líquido (2 de leche y dos de agua)
1 yema.
Relleno:
¼ kg. dulce de leche
Baño:
150 gr. de cobertura de chocolate bitter.
Preparación:
Colocar en un tazón o bowl la harina cernida o tamizada con el azúcar en polvo, agregar la margarina o manteca, hacer un arenado con la ayuda de un tenedor, hacer un hoyito en el centro agregar el líquido y la yema, amasar muy suavemente hasta tener una masa uniforme, envolver en papel film o bolsita plática y refrigerar por media hora.
Retirar del frío, enharinar la mesa, extender la masa y con la ayuda de un rodillo o palote estirarla, luego proceder a cortar los discos con la ayuda de un cortador redondo o de la forma deseada.
Colocar en una placa y llevar a horno precalentado a 150° C por 15 minutos.
Retirar de horno, dejar enfriar y proceder a rellenarlos con majarblanco o dulce de leche, lo puedes hacer con manga y boquilla redonda o untarlo con un cuchillo, luego se le coloca la otra tapita encima.
Para bañarlos con chocolate, debes derretir la cobertura a baño maría colocas los alfajores sobre una rejilla o sobre papel manteca (o grasa) y los bañas con la cobertura templada, dejar enfriar a temperatura ambiente, no refrigerar.
Se aguardan noticias sobre la experimentación culinaria.

Ah, sobre Helena, Ale, sólo te diré que está muy bien y muy linda, para más info, deberás bucear por you tube (algo colgado hay), conectarte de forma más personal con su padre (léase entrar más seguido al Skype), etc.

7 de febrero de 2009

En qué zona horaria estás?

El otro día llamé a mi viejo por su cumple, es el día 30 y quise ser la primera en decírselo -lo extraño horrores-. Le preparé una sorpresa, algo inmediato porque me agarró justo en el medio del comienzo de clases y armando la casa, pero bien sentido. No me olvidé ni un minuto de su cumple y esa noche tu tu tu tu prendí el skype, lo llamé y me mandó a la mierda -en broma claro- porque todavía no era su cumpleaños, allá era 29 de enero.
De esto me acordé porque andaba configurando estos detalles del blog, como por ejemplo: que cuantos post por página, que qué color el título, quería ponerle un poco más de vida hasta que llegué a una encrucijada: ¿en qué zona horaria estás para publicar la hora y la fecha de los textos?

Por mayoría deberíamos poner Baires (GMT -3)... por lejanía sería NY (GMT -5)?... por ser la más norte sería Albany (GMT -5)?... porque soy la que anda toqueteando esto sería Madrid (GMT +1)?

Votemos.

6 de febrero de 2009

Carpe Diem#

Yo sigo probando, acá. No hay demasiado feedback por ahora, pero ya me haré famoso.

Y se me ocurrió contar esta anécdota, que bien puede servir como consejo para los que recién aterrizan en suelo extranjero*. Resulta que todo argentino** que se precie de tal o que al menos retenga ciertas costumbres mínimas, al volverse de Buenos Aires*** se lleva una o más cajas de alfajores****. Havanna, en general, pero la marca no es relevante. En nuestro caso, si, fue una caja de Havanna de 12 alfajores, 6 de chocolate y 6 de dulce de leche*****. Nos trajimos más de una caja, pero las repartimos. Havannets, galletitas de limón (repartimos las comunes, pero nos quedamos con una caja de las cubiertas con chocolate), etc. Te traés esos alfajores porque claro, como bien leyeron más arriba (en el título del blog), siempre te puede agarrar esa sensación de que querés un alfajor y sí, acá te van a faltar. Entonces te traés la caja, y la guardás con cariño arriba de la heladera. Y a la semana, te comés el primero. O el segundo. Y después pensás en cuánto te falta para volver a Buenos Aires***(bis) y te agarra el miedo de que los alfajores no alcancen. No duren lo suficiente. Y entonces empezás a cuidarlos, a mimarlos. Y no los tocás. Nos pasó un poco eso. Un poco demasiado******. Y nos olvidamos de la caja de alfajores y nosotros seguimos viviendo. Y la verdad es que mientras no vimos la caja, mucha necesidad de alfajores no tuvimos. Y pasaron los meses. Varios meses. Acá no es como allá, ¿viste? Acá el clima es seco. Dejás un paquete de criollitas abierto y te lo podés mandar al día siguiente tranquilo, sin que parezca que se te cayeron a la pileta. Te las podés mandar a la semana y siguen estando bien. Porque es seco. Para las galletitas es una ventaja, pero cuando se trata de alfajores, y encima alfajores que estuvieron más de la cuenta arriba de una heladera, la cosa cambia. El tema es que un día me acordé de los alfajores y enseguida me antojé de uno. Abrí la caja y ví que quedaban unos cuatro o cinco. Abrí un "plateado" y lo mordí. Una decepción que ni te cuento. Duro, el hijo de puta! Una piedra. Y sin gusto a nada, como si estuviera comiendo telgopor. Telgopor duro, claro. Y así es como llego al punto, finalmente. Deberíamos haberlos disfrutado mientras podíamos. Los guardamos como unos avaros y nos quedamos sin alfajores. Porque lo que teníamos en la caja ya no podía llamarse alfajor. A lo sumo eran alfajores embalsamados, momias de alfajor. La moraleja, entonces, vendría a ser carpe alfajorem. Mientras puedas.
Ale.

# Ya llegaremos al punto, un poco de paciencia.
* como ser, por ejemplo, la artífice misma de este blog.
** o argentina, claro está, porque no es una anécdota machista ni mucho menos
*** o de donde se le haya ocurrido visitar, porque tampoco nos vamos a considerar TAN unitarios, che,
**** artículo que, claramente, elimina por la raíz misma cualquier comentario acerca de la irrelevancia de esta anécdota en un blog intitulado "alfajor en falta". Prometo que ya llegaremos al punto, un poquito más de paciencia.
***(bis) o a donde se le haya ocurrido visitar, porque tampoco nos vamos a considerar TAN unitarios, che,
***** Siempre me pregunté por qué se les llamaban alfajores de dulce de leche, si todos tienen la misma cantidad de dulce. La diferencia está más bien en la cobertura, que es chocolate o azúcar impalpable, pero se los llaman "de chocolate" o "de dulce de leche", nunca "de azúcar impalpable". Por supuesto, siempre los podemos llamar "dorado" y "plateado", por motivos que, si desconocen, entonces no tiene sentido que sigan leyendo. El tema es que
****** También nos pasó con dos potes de dulce de leche La Serenísima, que resultó que se nos vencieron como un año antes de que se nos ocurra abrirlos.

5 de febrero de 2009

Como que no hay intimidad?

Como? No hay que estar en la lista VIP para leer el blog? Yo que me sentia tan importante..... :o(
Me gusta muuuuuucho mas la foto del alfajor de chocolate.
Besos.
Mer.

Vamos sumando

Llamémoslo prueba. O intento.

O resignación.
Escribir en un blog era para mí tan intrascendente como tener una cuenta en Facebook. Y aca estoy, escribiendo en este blog. Con Facebook ya había claudicado tiempo antes.
La sensación es bastante distinta a escribir un mail en el que nos respondemos todos a todos. Acá esto lo puede leer cualquiera. La intimidad está quebrada. Es una carta abierta (que, ya sé, sólo unos pocos estarán interesados en leer).

Ya la seguiré. Nada de alfajores en mi primer post. Besos a todos.

Ale.