alfajor en falta: un blog pensado para hacer de la distancia algo virtual.

17 de enero de 2010

una secuela

Es notable cómo han cambiado las formas. Yo llegué inclusive a usar una máquina de escribir, aunque sólo apenas. Lo que sí usé y mucho fue el papel y la birome.
Ahora ya no. Si pienso en escribir algo, prendo la laptop. Claro que papeles y biromes sigo teniendo, lo que no tengo es un uso para ellos. Ya ni siquiera me quedo yo los textos. Los voy escribiendo en ese eter ignoto que algunos llaman web 2.0, o quizás the cloud, convirtiéndome poco a poco en una especie de Batou del subdesarrollo, viviendo en la realidad por supuesto pero también al mismo tiempo en ese ambiente virtual al que nos estamos acostumbrando tanto. Si tan sólo pudiera pensar las palabras sin tipearlas, por ahí me acercaría un poco más a sus formas. Pero para eso falta. Falta que las formas sigan cambiando.

Por ahí se me haga costumbre esto de volver a escribir. El otro día pensaba que ya nadie leía este rincón. Hoy ya sé que sigue habiendo un incondicional. Y, como es difícil encontrar incondicionales hoy en día, creo que merece al menos un pequeño homenaje y algún que otro texto.

El estilo, creo que no cambió. Lo que escribo sigue siendo esa sucesión de párrafos a los que hay que buscarle un hilo conductor. No digo que el hilo no esté, sino que no es tan obvio. No es algo buscado, no. Es más bien consecuencia de la franqueza con la que escribo lo que se me viene a la cabeza. Si tuviera que filtrarlo todo, ordenarlo de forma lógica y empaquetarlo prolijito me aburriría enseguida. Como no soy un tipo de esos que rompe las pelotas a los de alrededor para que le lean, me lo permito. Si alguien tiene interés en leer eso, que lo haga. Si no, puede evitarse el trauma tranquilo, que yo no pregunto.

Autoexamen? Crítica introspectiva? El texto anterior y más todavía éste tienen ese tonito. Por supuesto que si llegara a alguna conclusión más allá de mi estilo literario, ni las preguntas ni las respuestas serían publicadas en un blog. Ni en ningún otro lado.

Pero acá estamos para lo que sí puedo (quiero) escribir. Y en este caso parece que estoy escribiendo una introducción a una nueva tanda de textos, que pueden o no aparecer. Uno nunca sabe cómo puede venir la mano. Para los delirios, el prólogo lo armé mucho tiempo después de haber escrito el texto y, si no me equivoco, aún después de haber transcripto todo a un formato digital. En este caso, claro, arranqué digital, no vaya a ser cosa.

Entonces puedo decir que esos textos aún no escritos representan una etapa nueva de mi vida (a falta de alguna otra obviedad), a un Ale más maduro (que siempre queda mejor que decir viejo), a una persona a la que el escepticismo le jugó una mala pasada. O puedo decir que no habrá que buscarle un significado al conjunto de una obra no realizada, que si bien que cada parte de ella podrá ser un atisbo, un pedacito de algo mucho más grande, no necesariamente todas las partes serán pedacitos de un mismo algo. O que son ciclotimias, que carajo, y venir a buscarle otros significados.

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